El Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, siguiendo las instrucciones de EEUU de la manera más subordinada posible, ha obligado a los miembros a elevar el gasto en defensa al 5% del PIB, lo cual, si bien es presentado por la Alianza como un “salto cualitativo” para fortalecerse ante amenazas globales como la de Rusia, ha generado críticas y preocupaciones significativas, especialmente en lo que respecta a sus potenciales efectos negativos a nivel global y nacional.
¿Qué implicaciones tiene este golpe militar en Europa?
A continuación tres potenciales problemas que sufrirán los ciudadanos europeos en primera persona:
Menos Gasto Social y Servicios Públicos Más impuestos
Una de las principales objeciones es el alto costo de oportunidad que este incremento presupuestario implica, pues de acuerdo con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, aumentar el gasto militar al 5% del PIB, supondría aumentar impuestos a la clase media y recortar servicios públicos y prestaciones sociales para los ciudadanos”. Se trata de destinar recursos masivos a la defensa en detrimento de áreas vitales como la salud, la educación, la vivienda o la inversión en políticas sociales y medioambientales. En un contexto global de desigualdades crecientes y desafíos urgentes como el cambio climático, la desviación de miles de millones de euros hacia el sector militar es vista como una decisión que generará más pobreza y acelerará el colapso climático.
Escalada Militarista y Tensión Global
Desde cualquier óptica, el aumento del gasto militar de la OTAN, impulsado por la presión Donald Trump, no solo representa una inyección de capital en la industria armamentística, sino que también contribuye a una “escalada militarista” global. Este rearme es percibido como un ciclo peligroso: pues por un lado, puede ser interpretado como una amenaza por otras potencias, provocando una carrera armamentística que eleva la tensión internacional y aumenta el riesgo de conflictos. Y, por otro lado, lejos de fomentar la diplomacia, la cooperación y la resolución pacífica de disputas, se prioriza la disuasión militar, lo que puede llevar a una mayor inestabilidad y desconfianza entre naciones. Al final, el 64% del armamento de Europa lo compra a los Estados Unidos, quienes están viendo un beneficio directo.
Menos Democracia y Más “Prioridades Geopolíticas”
Las presiones de la OTAN apuntan a una política exterior “más agresiva”, subordinando las agendas nacionales a los dictados de la Alianza. La preocupación se extiende a la forma en que se aprueban estas partidas presupuestarias, a veces sin el debido debate o aprobación en los congresos nacionales y ampliando los poderes “extraordinarios” de los Presidentes y Jefes de Estado, lo cual plantea interrogantes sobre la autonomía de los estados miembros y la rendición democrática de cuentas a los ciudadanos, reforzando una visión geopolítica centrada en la confrontación en lugar de la colaboración multilateral.
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En resumen, mientras la OTAN justifica el incremento del gasto en defensa como una necesidad ante las amenazas actuales, los ciudadanos alertan sobre una serie de efectos negativos que van desde la merma de recursos para el bienestar social hasta una potencial escalada de tensiones a nivel mundial, cuestionando la sostenibilidad y la visión a largo plazo de esta estrategia.