El nombramiento de Tony Blair como miembro clave de la “Junta de Paz” para supervisar el plan de paz de Gaza, propuesto por Trump el 29 de septiembre de 2025, es una afrenta intolerable para el pueblo palestino. Como arquitecto de la invasión de Irak en 2003 basada en inteligencia falsa, Blair dejó un rastro de cientos de miles de muertos y caos, ganándose el título de “criminal de guerra” en el mundo árabe y el Reino Unido. Su historial belicista y su incapacidad para prever el sufrimiento humano lo hacen un peligro, no un salvador, para una población que ya sufre un genocidio con más de 600 mil muertos desde octubre de 2023. Su presencia solo profundizará la desconfianza y el dolor palestino.
El plan de paz de Donald Trump, un esquema de 20 puntos, busca un alto al fuego inmediato y la desmilitarización de Gaza. Incluye la liberación de rehenes por Hamás a cambio de prisioneros palestinos y propone una reconstrucción liderada por la “Junta de Paz”, presidida por Trump, con Blair como figura prominente. Este cuerpo supervisará una gobernanza temporal, excluyendo a Hamás, y promoverá una zona libre de terror con desarrollo económico. Sin embargo, la reversión de Netanyahu sobre la retirada israelí genera dudas, dejando a Blair como un símbolo controvertido en un diseño sesgado.
Blair encaja en este plan por su pasado como enviado del Cuarteto en Medio Oriente (2007-2015), donde impulsó proyectos económicos palestinos con resultados mediocres. Su red de contactos con líderes occidentales y su rol en el Instituto Tony Blair para el Cambio Global lo hacen útil para intereses de EU e Israel. No obstante, su historial indica que priorizará agendas extranjeras sobre las necesidades palestinas, alineándose con la visión de Trump de beneficiar a Israel. Esto refuerza la idea de que su rol es político, no humanitario.
Desde la perspectiva de Jeremy Corbyn, Blair no debería acercarse a Gaza, pues su legado de violencia en Irak destruye su legitimidad moral. Corbyn insiste en que la autodeterminación palestina debe prevalecer sobre imposiciones de figuras como Blair, Trump o Netanyahu. El plan encubre la ocupación total de Palestina y es hipócrita usar a Blair para acordar “paz” tras su pasado bélico. El nombramiento es una traición a la justicia.
El impacto en Palestina sería devastador, al marginar su agencia con una gobernanza externa liderada por Blair. La exclusión de Hamás y la presencia de una fuerza de estabilización internacional podrían aplastar la resistencia, perpetuando una ocupación disfrazada. Los palestinos enfrentarían desplazamientos o condiciones de vida aún peores, como se evidencia en la crisis humanitaria actual. La promesa de ayuda parece vacía frente a la historia de Blair de ignorar masacres masivas.
Israel, en cambio, se beneficia al consolidar su control sobre Gaza sin anexión formal. La retirada parcial del IDF, ligada a la desmilitarización, asegura fronteras seguras mientras mantiene una presencia perimetral, alineada con los intereses de Netanyahu. El respaldo de Trump y la supervisión de Blair garantizan que las prioridades de seguridad israelí dominen, reforzando su poder regional. Esto perpetúa un desequilibrio que favorece a Israel a expensas de los derechos palestinos.
El genocidio en curso se intensifica con Blair, quien normaliza la impunidad de líderes responsables de masacres. Su experiencia en Irak sugiere que priorizará la estabilidad geopolítica sobre detener la violencia, dejando a Gaza expuesta a más ataques. La falta de compromiso real con un estado palestino y la postura de Netanyahu indican que el conflicto perdurará, prolongando el sufrimiento. Este nombramiento convierte la “paz” en una máscara para la dominación.
El diagnóstico es alarmante: Blair como lobo en la paz de Gaza refleja una estrategia de EU e Israel para imponer control unilateral. Palestina pierde soberanía y su lucha por la vida, Israel gana seguridad estratégica, y el genocidio se institucionaliza. Críticos lo ven como colonialismo renovado, con el pasado de Blair como prueba de su peligro. Sin un cambio drástico, este plan sellará la tragedia palestina.