El flamboyán de Donald Trump cumplió sus amenazas, a partir del 4 de febrero habrá un 25% de aranceles para México.
Después de 30 años sin una política industrial propia y que responda a intereses soberanos, es urgente replantearnos nuestra vocación económica. La única política industrial ha sido la impuesta por Estados Unidos: maquila barata con mano de obra calificada.
A pesar de que el tono y las pretensiones de la política exterior de México han sido sensatos y responsables, el esbozo para ordenar nuestra actividad económica, el Plan México sigue evolucionando y hoy mismo Sheinbaum anunció el Plan “B”, que incluye represalías específicas arancelarias y no arancelarias a productos norteamericanos, al igual que ha anunciado Canadá y China.
La presión es inmensa para México: trimestres de desaceleración económica, creación insuficiente de empleos y una política monetaria restrictiva. En cálculos al vapor, es posible una desaceleración del 4% del PIB.
