Los efectos psicológicos de la invasión israelí de Palestina y el genocidio en Gaza en los niños palestinos son devastadores. En su libro “En el reino del hambre dañada”, el reconocido médico Gabor Maté cita al psiquiatra palestino Eyad El-Sarraj, quien afirma: “No hay un solo niño en Gaza que no esté sometiéndose a un trauma”.
Maté explica que el estrés tóxico al que están expuestos estos niños, como resultado de la violencia, la pobreza y la opresión, tiene un impacto profundo en su desarrollo cerebral y emocional. “El trauma temprano altera literalmente la estructura y la función del cerebro en desarrollo”, escribe. “Cuando los niños experimentan estrés tóxico, sus cuerpos y cerebros quedan programados en un estado de miedo e hipervigilancia constantes”.
Esto puede conducir a una variedad de problemas de salud mental y comportamentales, como ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático, agresión y dificultades para regular las emociones. Maté cita a un trabajador humanitario que describe a los niños de Gaza como “pequeños adultos envejecidos prematuramente, que han perdido su inocencia y alegría”.
Desafortunadamente, como señala Maté, “el trauma infantil a menudo se transmite de generación en generación”. Los niños traumatizados pueden convertirse en padres con dificultades para criar a sus propios hijos de manera saludable, perpetuando así un ciclo de dolor y sufrimiento.
En resumen, según éste y otros expertos, la invasión israelí y el genocidio en Gaza han infligido un daño psicológico incalculable a los niños palestinos, con consecuencias potencialmente duraderas para su bienestar y el futuro de la región.
Esta es una entrevista que Maté dio al periodista Chris Hedges: