Existe un problema de certeza acerca del proceso de elección del Poder Judicial, que podría desembocar en una crisis, por el contexto de incertidumbre generado por el Presidente Trump en México.
El diseño implementado para la elección se enmarca en la distribución poblacional y geográfica, lo que generará una sobre representación de las grandes capitales en los juzgados federales.
Aunque se intentaron replicar los distritos electorales como judiciales, la distribución geográfica de la actividad judicial es muy distinta, y eso llevo a una disparidad increíble. Por ejemplo, los distritos electorales se componen de 300 mil electores y el diseño de los distritos judiciales cuentan hasta con 3.5 millones, 1.2 millones o 500 mil el más pequeño.
Así, para este proceso, la Ciudad de México contará con 11 distritos, cada uno con alrededor de 700 mil habitantes, y elegirá a 164 jueces y juezas, el Estado de México, que es el más poblado, solo cuenta con 3 distritos, de 3.5 millones cada uno y elegirá a 54 personas juzgadoras.
Esta distribución provocará que los habitantes de 4 entidades (CdMx, Nuevo León, Jalisco y el Edomex) elegirán al 40% de los cargos al Poder Judicial. De esta forma, los jueces federales, cuyas resoluciones son de alcance nacional, serán electos en estas 4 entidades, lo que además de una sobrerrepresentación regional, generará un problema el día de la elección, pues tan solo en la Ciudad de México habrá 5,500 candidaturas.
Lo que sucederá en junio es de pronósticos reservados, aunque las apuestas están a favor de que será un caos. Habrá que ponerse a revisar esas listas con tiempo para alcanzar a conocer los perfiles antes de votar.


