La decisión de Donald Trump de imponer aranceles a productos de México y Canadá incluidos en el tratado de libre comercio no terminará hasta destruir el sueño de Salinas, Zedillo y sus equipos neoliberales. Un sueño que en los últimos años abrazó irremediablemente López Obrador, y que Claudia Sheinbaum ha señalado como “mejor alternativa” de desarrollo económico para México en los siguientes años, pero que parece haber encontrado un muro insalvable: MAGA.
Trump ha criticado repetidamente los aranceles más altos que distintos países como México, Canadá o la Unión Europea le imponen a EUA como como es el caso de los automóviles (10%) y los lácteos (50%), en comparación con los aranceles más bajos que Estados Unidos impone a las importaciones, sin embargo, según la Organización Mundial del Comercio, los niveles arancelarios promedio entre los países son relativamente similares.
La administración Trump también podría considerar barreras no arancelarias, como el impuesto sobre el valor añadido (IVA), como obstáculos comerciales injustos. El presidente ha amenazado con imponer aranceles del 25% a todo el mundo, pero los detalles específicos aún no se han revelado.
Según analistas, los aranceles recíprocos podrían aplicarse a todas las importaciones o solo a ciertos sectores clave. Tampoco está claro si se implementarían de inmediato o si habría un período de gracia para negociaciones. Además, podrían ser acumulativos o reemplazar los aranceles existentes.
De acuerdo con The Economist “La destrucción del T-MEC y el inicio de una guerra comercial podría tener consecuencias catastróficas para la economía estadounidense y global, desatando una espiral inflacionaria”, aunque otros analistas señalan que se trata solo de una amenaza que se confirmará de manera diferenciada en función de los intereses internos.