El rocambolesco Fofo Márquez que fingía a rajatabla ser millonario es por fin sentenciado a 17 años de cárcel.
Estamos felices de su sentencia. Primero, porque nos caía gordo. Era un gordo repulsivo y pedante.
Segundo, porque aunque no estamos seguros de la dimensión de su fortuna, era una fortuna que se apetecía vulgar. Porque nos encanta que ser adinerado no sea un obstáculo para la justicia. Principalmente la raquítica justicia mexicana.
Tercero, porque le acomodó una madriza a una mujer. Nos encabrona la desigualdad, la asimetría de fuerza entre el gordo mamado y una inofensiva señora de 50 años. La hizo sangrar copiosamente y no tuvo compasión. Es un psicópata.
Es un gran éxito de la sociedad mexicana. Usamos las redes sociales para presionar y obligamos al poder judicial a actuar en consecuencia. No hubo poder económico ni político que obstruyera la justicia que anhelamos.
