La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum criticó el aumento global al triple del gasto armamentista en dos años, durante el G20 en Brasil.
Contextualizó este despilfarro en el hecho de que todavía 700 millones de familias viven bajo la línea de pobreza en el mundo.
Su propuesta fue: “dejar de sembrar guerras y sembrar paz, sembremos vida”
Llamó a establecer un fondo para destinar el 1% del gasto militar de nuestros países para llevar a cabo el programa de reforestación más grande de la historia.
Significaría liberar unos 24 mil millones de dólares al año para apoyar a 6 millones de sembradores de árboles que reforestarían 15 millones de hectáreas, algo así como cuatro veces la superficie de Dinamarca, toda la de Guatemala, Belice y el Salvador juntos, o 30% la de Suecia.
Presumió la reforma judicial, la de igualdad sustantiva y el reconocimiento a los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos.
Los críticos señalaron que es lamentable presumir la destrucción de la división de poderes, así como el efecto perverso del programa “Sembrando Vida” que llevó en algunas regiones a la tala descontrolada para cobrar el subsidio.
El encuentro mostró una clara intención de relanzar el liderazgo global de México, aunque aparentemente con poco éxito, pues aunque se sumaron voces para avanzar hacia “sociedades más justas e incluisivas”, los discursos grandilocuentes se ensombrecieron por la inminente llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos y un gabinete negacionista.
La presidenta aún no luce como un liderazgo global emergente y sus opositores siguen percibiéndola como la heredera de AMLO, de quien incluso repite su fallida propuesta de reforestacion.
