¿Cómo sería el nuevo acuerdo comercial entre México y Estados Unidos, después de que los presidentes Donald Trump y Claudia Sheinbaum acordaron suspender por 90 días el aumento arancelario del 30% a las exportaciones mexicanas?
El diseño del acuerdo comercial definitivo, que se negociará en los próximos 90 días, probablemente girará en torno a tres ejes: mantener las exenciones del TMEC, reducir el déficit comercial y reforzar la cooperación en seguridad. Estas acciones buscarían reducir el déficit comercial estadounidense, una obsesión de Trump, sin comprometer la soberanía mexicana.
Hasta este momento, México ha cedido en dos áreas: comercio y seguridad. En comercio, la eliminación de barreras no arancelarias, lo que implica agilizar procesos aduaneros y revisar restricciones que afectan la importación de productos estadounidenses, como permisos sanitarios y técnicos.
En seguridad, el despliegue de la Guardia Nacional, lo que responde a la presión de Trump para mostrar resultados contra el narcotráfico. México ya ha intensificado operativos, con miles de detenciones de agentes de cárteles y decomisos de fentanilo. Sheinbaum también ha planteado contrarrestar el tráfico de armas desde Estados Unidos, un compromiso que Trump aceptó pero que no ha sido priorizado en su narrativa.
El TMEC, que cubre el 87% de las exportaciones mexicanas, seguirá siendo la base, pero México podría aceptar cuotas de exportación en sectores sensibles como acero, aluminio y automóviles para evitar aranceles adicionales.
Para abordar el déficit, México podría promover inversiones estadounidenses, como las de empresas automotrices, y facilitar la relocalización de cadenas de suministro desde Asia, un tema que Sheinbaum ya planteó a Trump. En seguridad, el acuerdo podría formalizar el intercambio de inteligencia y patrullajes conjuntos en la frontera, sin permitir incursiones militares estadounidenses, una línea roja para México.
El resultado final dependerá de la capacidad de México para diversificar su estrategia comercial. México debe acelerar el Plan México, que incluye digitalizar procesos productivos y buscar mercados alternos como China, principal importador de cobre mexicano. Sin embargo, la dependencia del mercado estadounidense, que absorbe 219,000 millones de dólares en exportaciones mexicanas en los primeros cinco meses de 2025, limita las opciones.
Un acuerdo exitoso mantendría el acceso preferencial al mercado estadounidense, pero podría incluir compromisos mexicanos para aumentar importaciones de bienes estadounidenses, como maquinaria o productos agrícolas, y endurecer controles fronterizos.
El desafío para Sheinbaum será equilibrar las demandas de Trump con la presión interna para defender la soberanía. Si México logra un acuerdo que preserve el TMEC, reduzca la incertidumbre y evite nuevos aranceles, podría fortalecer su posición como socio comercial clave. La negociación será un ejercicio de pragmatismo en un entorno de alta presión.