Algunas personas en México aman profundamente al racista misógino autoritario de Donald Trump porque el fascismo explota emociones irracionales, como el miedo y la obediencia, en la búsqueda de poder.
1. La familia tradicional, que defienden Eduardo Verástegui y #MAGA, es una “fábrica” de estructuras psicológicas autoritarias, donde la obediencia al padre prepara para la aceptación de un líder autoritario que “ponga orden”.
2. La clase media mexicana aspiracional que se identifica con Eduardo Verastegui, Claudio X. González, Chumel Torres, Gilberto Lozano y, sobre todo, Ricardo Salinas Pliego, único en su clase, defiende valores tradicionales, le aflige su economía y se siente amenazada por la izquierda.
3. Comparten grados variados de represión sexual para poder encajar en un círculo social, la iglesia, el gobierno. Canalizan su ansiedad y frustración hacia normas represivas que movimientos conservadores usan para movilizar a las masas.
Muchos mexicanos están embelesados con Trump y celebran su injerencismo en México. Le temen a la libertad, experimentan la necesidad de ser sometidos y por eso aman a Daddy Trump.
La democracia requiere una transformación psicológica profunda. Los trumpistas mexicanos podrían comenzar reconociendo que tienen miedo.