La Ciudad de México enfrenta la amenaza de la gentrificación. Por eso este viernes 4 de julio a las 3:30 p.m. en el Parque México se realizará una protesta inédita contra este despojo, convocada por colectivos vecinales que exigen el derecho a la ciudad.
En barrios como Condesa, Roma y Juárez, el aumento desmedido de rentas —de 17,700 pesos en 2021 a 27,500 en 2024, un alza del 55% según Dinero.mx— expulsa a residentes históricos. La llegada de nómadas digitales, sobre todo de Estados Unidos, y el auge de plataformas como Airbnb han convertido viviendas populares en lucrativos alquileres turísticos.
La protesta en el Foro Lindbergh del parque busca visibilizar esta pérdida con un tendedero antigentrificación y un micrófono abierto. Y es que la gentrificación no es progreso, es exclusión. En Condesa, el precio de la vivienda se ha disparado hasta un 94% en algunas zonas, según estudios de la UNAM, desplazando a familias trabajadoras que ya no pueden costear su barrio. La especulación inmobiliaria, alimentada por inversión extranjera, destruye el tejido social y cultural. Calles que vibraban con tienditas y vecindades ahora albergan cafeterías de lujo y edificios de departamentos inaccesibles.
El Mundial de 2026 acecha como un catalizador de este fenómeno. El turismo masivo y la inversión inmobiliaria amenazan con acelerar el desplazamiento en colonias ya afectadas. En Roma, Juárez y San Rafael, los edificios históricos son reemplazados por torres de cristal que no responden a las necesidades de los mexicanos, sino a los deseos de una élite global. La concentración del viernes, con pegatinas y pancartas, será un grito colectivo: “Vivir en tu ciudad no debería ser un lujo”.
Los organizadores llaman a la unidad para defender la identidad de estos barrios. El gobierno de Clara Brugada promete 200,000 acciones de vivienda, pero las medidas concretas brillan por su ausencia. Mientras tanto, plataformas como Airbnb operan sin regulación, convirtiendo hogares en mercancías. En contraste, ciudades como Barcelona han limitado los alquileres turísticos, demostrando que es posible resistir. La protesta del viernes no solo denuncia, sino que propone: dialogar, organizarse y actuar. Es un llamado a recuperar la ciudad para quienes la habitan, no para quienes la explotan.
La gentrificación reconfigura las relaciones sociales, como señala Luis Alberto Salinas Arreortua de la UNAM, privilegiando a quienes tienen más poder económico. En Juárez, los comercios locales cierran ante el avance de cadenas internacionales, mientras los residentes enfrentan rentas imposibles. La protesta del 4 de julio no es solo un evento, es el inicio de una resistencia colectiva.
Los colectivos detrás de la convocatoria invitan a llevar experiencias y propuestas al Parque México. La Ciudad de México merece ser más que un escaparate para turistas y especuladores. Este viernes, el Parque México será un espacio de lucha y esperanza, donde los despojados alzarán la voz. La gentrificación no es inevitable; es una elección política que puede revertirse con organización y solidaridad. Únete a la protesta, lleva tu pancarta, tu historia, tu rabia. Porque la ciudad no se vende, se defiende.