El principal desafío del Gobierno de México es la creciente violencia y delincuencia que se apodera de grandes extensiones del territorio, un crimen organizado que igual corrompe autoridades de todos los ámbitos, recluta jóvenes y mujeres, controla todos los delitos en el territorio y establece un sistema parafiscal en todo país a través la extorsión, venta de drogas y tráfico de personas. Un ejército ilegal fuertemente armado, que amenaza la seguridad nacional y mantiene a millones de personas viviendo con miedo.
De ahí la relevancia que tiene la Estrategia Nacional de Seguridad, las reformas al artículo 21 Constitucional y la nueva Ley de Inteligencia para fortalecer las capacidades de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, pero sobre todo la importancia de quien la encabeza, un personaje cuyo perfil y experiencia genera la expectativa de controlar el desorden nacional.
La estrategia que implemento Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México, de la mano de Omar García Harfuch dio resultados notables tanto en la reducción de delitos de alto impacto, como el homicidio, como en la percepción de inseguridad que se redujo más de 20 puntos en promedio.
Pero ese avance no fue gratuito, el combate al crimen organizado desembocó en un ataque directo contra el Secretario quien resultó herido de tres balazos y en el que murieron 3 personas, dos escoltas y una mujer que transitaba por la zona.
Quizá por eso, a pesar de las dudas de la izquierda por su origen familiar y antecedentes profesionales, se trata de un personaje altamente valorado por la sociedad y reconocido por sus capacidades demostradas, aunque el desafío de la inseguridad nacional parece mucho más complejo que la Ciudad de México.
La operación Enjambre en el Estado de México es una primera muestra del trabajo que puede llevar a cabo, con 20 meses de investigación en sigilo, inteligencia, coordinación y colaboración entre fiscalías, seguridad y fuerzas armadas. Una muestra de que es posible incluso romper acuerdos políticos y detener autoridades y un mensaje de que empieza un nuevo tiempo en el combate al crimen.
Harfuch tiene la oportunidad de sentar las bases para una paz duradera, pero la expectativa es tan alta que puede decepcionar fácilmente si no se ven resultados rápido.
Se trata un problema tan profundo que, si se hiciera todo perfectamente bien en materia de seguridad, tardaríamos quizá 10 años para ver un cambio radical, por eso es importante que estemos al tanto del proceso y los pasos que se dan para avanzar hacia ese camino.
2025 será un año clave para sentar esas bases y el Súper Secretario Harfuch estará en el ojo del huracán, desafortunadamente el 24 cierra con un motín en Tabasco y el homicidio de un compañero de la Secretaría en Sinaloa.
