En las sombras de la élite global, Jeffrey Epstein tejió una red de poder que aún despierta sospechas. Este financiero, condenado por delitos sexuales, murió en 2019 bajo circunstancias dudosas, dejando tras de sí rumores de vínculos con el Mossad, la inteligencia israelí. Su relación con el ex primer ministro Ehud Barak, con quien se reunió unas 30 veces entre 2013 y 2017, según *The Times of Israel*, alimenta teorías de que Epstein pudo haber operado una red de chantaje político. Israel niega estas acusaciones, pero la opacidad oficial mantiene viva la intriga.
El magnate Leslie Wexner, fundador de L Brands, fue el pilar financiero de Epstein. Durante dos décadas, Epstein gestionó su fortuna, obteniendo activos como una mansión en Nueva York y un avión privado, valorados en millones, según *The New York Times*. En 2007, Wexner descubrió una malversación de “sumas vastas”, lo que sugiere que Epstein usó estos recursos para fines oscuros, posiblemente ligados a operaciones de inteligencia. Este vínculo financiero plantea preguntas sobre el alcance de sus actividades.
Robert Maxwell, padre de Ghislaine Maxwell y aliado de Epstein, es otra pieza clave. Rumores lo señalan como agente del Mossad, con conexiones al MI6 y el KGB. Su muerte en 1991, oficialmente un ahogamiento, es vista por algunos como un asesinato para silenciarlo, según *The Guardian*. Su funeral en Jerusalén, con presencia de altos funcionarios israelíes, refuerza las especulaciones. Epstein, cercano a Maxwell, pudo haber heredado estas conexiones de inteligencia.
La relación entre Epstein y Ghislaine Maxwell amplifica las sospechas. Desde los años 80, Epstein ayudó a ocultar dinero en cuentas offshore, según *The New York Times*. Julie K. Brown, en *Perversion of Justice*, sugiere que esta alianza conectó a Epstein con redes de poder político. La asistencia de Epstein a un evento en honor a Maxwell en 1991 muestra la profundidad de su vínculo, que podría haber servido como puente a operaciones de inteligencia.
La hipótesis de que Epstein fue un activo del Mossad, operando una “trampa de miel” para chantajear a figuras influyentes, no es nueva. Ex oficiales israelíes han especulado sobre esto, según *TRT Global*, aunque sin pruebas concluyentes. Tucker Carlson, ex presentador de Fox News, ha sugerido públicamente esta teoría, avivando el debate. La falta de evidencia sólida y las denegaciones oficiales de Israel, como las de Naftali Bennett en *TIME*, mantienen el tema en la penumbra.
Los encuentros de Epstein con Ehud Barak, documentados por *The Times of Israel*, son un punto crítico. Barak, un ex líder militar y político, mantuvo contacto frecuente con Epstein incluso tras sus primeras acusaciones. Estas reuniones, en propiedades de Epstein, sugieren una relación más allá de lo casual. ¿Eran encuentros políticos o parte de una operación encubierta? La pregunta persiste sin respuesta clara.
El legado de Epstein, entrelazado con Wexner y Maxwell, plantea incógnitas sobre el poder y la inteligencia global. Su capacidad para moverse entre élites, desde presidentes hasta príncipes, sugiere un rol más allá del financiero. Si bien Israel rechaza cualquier vínculo oficial, la falta de transparencia alimenta la narrativa de una red de chantaje orquestada desde las sombras, con el Mossad como posible orquestador.
La muerte de Epstein no cerró el caso; al contrario, abrió un abismo de dudas. Las conexiones con Wexner, Maxwell y figuras como Barak dibujan un rompecabezas incompleto. Mientras las autoridades callan, el público especula: ¿fue Epstein un peón en un juego de espionaje internacional? La verdad, si existe, sigue oculta en los pasillos del poder.