Después de su polémica presidencia en México, el ex mandatario ha decidido instalarse en la capital española para impartir seminarios sobre estrategias contra el crimen organizado. ¿En serio? ¿El mismo Calderón que desató una violenta guerra contra los cárteles que dejó un saldo de más de 120 mil muertos? Desde Madrid, el ex presidente alega que sus “exitosas” políticas lograron debilitar a los grupos delictivos. ¿Exitosas? Con el debido respeto, esa afirmación es por lo menos discutible. Durante su sexenio, los cárteles se fragmentaron y diversificaron sus actividades ilícitas, desde el narcotráfico hasta la trata de personas y la extorsión.
Y cómo olvidar a Genaro García Luna su Súper Secretario de Seguridad que recientemente fue condenado por trabajar para el Cártel de Sinaloa como narcotraficante.
Aun así, Calderón insiste en que su estrategia fue acertada y ahora quiere “compartir” sus conocimientos. ¿Pero qué conocimientos? ¿Cómo militarizar la seguridad pública? ¿Cómo satanizar a los críticos de su belicosa cruzada? ¿Cómo pasar por alto las violaciones a los derechos humanos cometidas bajo su mandato?
No se necesita ser un experto para darse cuenta de que la receta de Calderón fue un fracaso rotundo. En lugar de impartir lecciones, quizás el ex presidente debería aprovechar su estadía en España para reflexionar sobre los graves errores que empañaron su legado. Porque si algo nos dejó claro su gobierno, es que la violencia sólo engendra más violencia, un círculo vicioso del que México todavía no logra salir.